Llegamos al final del año y es buen momento para algunas conclusiones de estos últimos tiempos:
Quien diga que la vida es fácil no conoce a fondo la naturaleza del ser humano. Gastamos gran parte de nuestra vida deshaciendo entuertos y, cuando un problema termina, tras un breve periodo de pausa, llega otro peor que nos sume nuevamente en un periodo de tensión.
Sin embargo. Lo que si depende de nosotros es la utilidad que le damos a los problemas. Cuando algo no funciona, todos nuestros sentidos se ponen a trabajar para dar con la solución. Ante toda situación de crisis:
- Potenciamos nuestra capacidad de concentración.
- Incrementamos nuestro rendimiento.
- Nos mostramos más abiertos a colaborar con los demás.
- Estimulamos nuestra actividad.
- Nos olvidamos de nosotros mismos para concentrarnos en lo que nos ocupa.
- Gestionamos mejor el tiempo disponible.
- Esto explica por qué cuando la situación se pone realmente difícil llega la solución milagrosa.
El ser humano es depredador y necesita ir en pos de objetivos.
Cada crisis es una oportunidad de engrasar las herramientas personales y subir el listón de lo que somos capaces de hacer.