La estrecha línea que separa la libertad profesional y la restricción laboral.
Muchas veces nos quejamos de la falta de flexibilidad en el mundo laboral, de las estrictas condiciones de trabajo y de los objetivos y directrices impuestas por los mandos superiores. En ocasiones, resulta complicado decidir y analizar hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar lo «que nos imponen» y a trabajar bajo las condiciones descritas en el contrato laboral.
¿Es lógico lo que mi jefe pide de mí? ¿Son mis objetivos alcanzables y razonables? ¿Debo reivindicar una mejora de mi salario? ¿Debo pedir más vacaciones? Seguro que más de una vez, todos nos hemos cuestionado estos puntos. E incluso, en más de una ocasión os habéis sentido prisioneros de una empresa, sin poder decisión o sin el coraje de decir «hasta aquí he llegado». No es sorprendente escuchar en una «conversación de bar» comentarios del estilo: «me siento reprimido, no me siento libre, mi empresa me está limitando…».La respuesta es simple, no es la empresa quien te está reprimiendo, eres TU y SOLO tu quien está decidiendo vivir y continuar con el escenario presente. Si no estás de acuerdo con tu situación laboral, en lugar de quejarte, levante de la silla del bar, ves a hablar con tu jefe y exponle tu punto de vista. Explica por qué crees que no es justo, por qué te sientes coaccionado, por qué crees que mereces mejores condiciones laborales y por qué quieres un cambio. Justifícate con hechos y ejemplos en lugar de basarte solo en sentimientos.
Si realmente tu jefe te valora y tus razonamientos tienen sentido y lógica, tu jefe reflexionara sobre las nuevas condiciones y te explicara porque las acepta o no. Y en caso de que no lo haga, significa que, o bien la empresa no tiene unos valores éticos, o bien tu jefe no sabe cómo manejar las personas. En caso de que no las acepte, estaremos hablando que SI que está limitando tu libertad. Entonces, es cuando hay que reflexionar si quieres ser el único propietario de tu libertad o si aceptas que la empresa la sobrepase.
Lo que está claro es que quedándote quieto y quejándote de lo «mal que estas» no solucionara el problema y no te ayudara a cambiar esa situación laboral que tanto te inquieta. Al final, el trabajador es quien decide aceptar las condiciones, no la empresa. Esta es la línea que separa la identidad personal de la profesional.
Voltaire mencionó: » El hombre es libre…en el momento en que decide serlo»
La empresa no es propietaria de ti, solo TU MISMO eres propietario de tu propia identidad. Si te sientes reprimido es porque TU aceptas estarlo, si no te sientes a gusto, deja de quejarte e intenta cambiar la situación, ya sea hablando o ya sea buscando otra opción laboral en paralelo.
y Thomas Carlyle añade: «De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos».
Excelente artículo, escrito en clave de personal branding! Enhorabuena!
Guillem